Pese a que este Blog nace gracias al escabio constante de quien escribe, también debo recordar que parte importante de éste se vincula con los placeres culinarios. De esta forma y de modo informativo, hay ciertos temas vinculados a la gastronomía que siempre me han llamado la atención. Uno de éstos son los afrodisíacos, a los que hoy les dedico unas líneas:
Por
último, está la dupla que históricamente se ha constituido como afrodisiacos:
el te y el chocolate. Estos elementos se han cargado de contenido erótico
debido a la ritualidad a las que se encuentran vinculados. La ceremonia del te
es una experiencia que no sólo hipnotiza los sentidos, sino que también el
ritual involucra bastante sensualidad durante su desarrollo. Por su parte, el
chocolate, usado en los rituales aztecas, posee un alcaloide que aumenta la
vitalidad de quien lo consume. Consumido en secreto por la corte española tras su descubrimiento por Cortés en México, el chocolate se distribuye a lo largo de
Europa.
Históricamente,
muchos alimentos se han denominado afrodisíacos debido a las composiciones
químicas que poseen, las cuales, según la jerga popular, potencian el apetito
sexual. Junto con esto, estos alimentos “mágicos” son bastantes exóticos y
difíciles de conseguir y , además, ayudan a configurar una atmósfera sensual mientras se van utilizando en la preparación de un plato. Así podemos determinar que el término afrodisíaco proviene Afrodita
y bajo los lineamientos de la diosa del amor, el ser humano ha buscado
estimular sus habilidades amatorias a partir de creencias populares y la
imaginación.La
gracia de estos alimentos se encuentra en la mezcla de las diversas sustancias
y elementos naturales que hacen reaccionar al organismo creando un efecto
vaporoso en el ser humano, efecto que varía según el estado anímico de la
persona. En general, estos alimentos tienen un efecto desinhibidor que deja fluir la imaginación y la pasión.
Si
hacemos un recorrido de la historia occidental, podemos indicar que cada una de
las culturas que fueron formándose tuvo sus propios alimentos e ingredientes afrodisíacos que según las tradiciones de cada civilización, se constituían
como alimentos que fomentaban la lujuria y muchas veces posibilitaban que el
proceso de fecundidad culminara con éxito. Así, por ejemplo, podemos indicar
que los primeros que cargaron simbólicamente un alimento fueron Adán y Eva,
quienes vieron en la manzana el fruto prohibido y lujorioso que los hizo caer
en tentación. Posteriormente, varios siglos más tarde, la alimentación propia
de los ricos tuvo una mayor carga erótica debido a la calidad de su dieta con
respecto a los pobres. Muchas bebidas y cócteles también son considerados afrodisíacos debido a la locura que desatan al consumirlos. En
el mundo oriental, en cambio, lo afrodisíaco de un alimento no se encontraba en
su consumo, sino que en las fragancias que expelían éstos, debido a que en
general se trabajaba con las especias como potenciadores de la libido.
Si
analizamos cómo funciona lo erótico en diversos alimentos, podemos indicar que
hay alimentos que desde siempre han sido considerados como afrodisíacos. El
clásico ejemplo que encontramos son las ostras, las cuales se relacionan
míticamente con el nacimiento de Afrodita. En general, se indica que para poder
adquirir todas las propiedades de las ostras, deben ser consumidas crudas porque así mantiene su forma que se
constituye como un símil del órgano sexual femenino. Esta relación de las
ostras se traspasó a todos los mariscos, por lo que éstos no pueden dejar de
formar parte de los platos eróticos.
Otros
alimentos que son afrodisíacos (lógicamente, por su exotismo), son los
caracoles y las ranas, las cuales, en nuestro gusto occidentalizado, pueden
perder atractivo. Pese a ello, los
expertos precisan que una rana bien preparada y condimentada puede desatar la
lujuria de los hombres por la similitud que tendrían con las caderas femeninas.
El caracol, por su parte y según las creencias populares, potencia el vigor masculino al ser consumido en
verano. Las
frutillas también se instalan dentro del recetario amatorio de los afrodisíacos debido su sugerente forma que recuerda al pezón de una mujer,
forma que también hace que se consuma de forma sensual.